Condena a Von Wernich

El primer y único sacerdote condenado por participar activamente de la represión ilegal de la última dictadura en Argentina fué recientemente condenado a la pena de reclusión perpetua e inhabilitación perpetua por homicidios, tormentos y privaciones ilegítimas de la libertad.

Extracto Diario La Nación:

Von Wernich es el primer sacerdote de la Iglesia Católica que afrontó un juicio oral y público y fue hallado culpable como coautor en siete homicidios triplemente calificados, coautor en la aplicación de tormentos agravados en 34 casos y partícipe necesario en la privación ilegal de la libertad agravada en 42 oportunidades.[...]
El cura es el tercer condenado luego de la nulidad de las leyes del perdón. Antes fueron sentenciados el ex director de Investigaciones de la policía de la provincia de Buenos Aires Miguel Etchecolatz y Julio Simón, más conocido por su apodo “Turco Julián”.
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Los jueces ordenaron que Von Wernich fuera remitido al penal de Marcos Paz e hicieron lugar a un pedido para que el cura, de 69 años, no fuera beneficiado con arresto domiciliario cuando, en siete meses -el 27 de mayo- cumpla 70 años. Cuatro horas antes de escuchar su condena, al hacer uso de la última palabra conferida por el tribunal, el sacerdote refirió varios pasajes bíblicos, habló de "testigos falsos" y mencionó al cardenal primado Jorge Bergoglio, al esgrimir su última defensa ante los jueces que iban a condenarlo (sobre lo que se informa por separado).
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La lectura de la sentencia duró menos de 10 minutos y fue festejada con fuegos artificiales afuera del edificio de los tribunales federales por unos 700 manifestantes de organizaciones defensoras de los derechos humanos y partidos de izquierda. Dentro de la sala, militantes de organizaciones en favor de los derechos humanos y Madres de la Plaza de Mayo irrumpieron en llantos y alzaron pañuelos blancos que llevaban impreso el rostro de Jorge Julio López, el testigo desaparecido hace un año, durante el juicio a Etchecolatz.


Por Pablo Morosi Corresponsal en La Plata

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Ahora digo yo...


El Gobierno está feliz, la gente (alguna) está feliz. ¿Demagogia? Me importa un cacahuate: Un oasis de Justicia en un Desierto de inequidades es un oasis al fin; tiene agua, palmeritas con cocos y odaliscas moviendo sus carnes en una cadencia estupefactiva.


Tenemos por un lado, las odaliscas; por el otro, un decrépito vil, ponzoñoso, perverso, torturador fascista que pagará en vida los crímenes que cometió en vida, sin esperar sumarse a la diáspora hacia el más allá que hace largo tiempo han emprendido los sujetos de su laya.

Padre, Capellán, Señor Juez, Señor Kiosquero (tiene cambio de 100?):

Mientras unos bailan obscenamente con las odaliscas, otros festejamos este hecho quasi inédito por estas latitudes: La Justicia Terrenal le ha ganado la pulseada por la jurisdicción de este caso a la Justicia Divina. Este perro con el hígado amarillo, va a pagar las deudas irreparables que contrajo con la sociedad hic et nunc.


Me despido hasta la próxima edición con las palabras del legendario y nunca bien ponderado Carlos García:

«Los dinosaurios, van a desaparecer».